sábado, 4 de junio de 2011

DEMOCRACIA Y ÉTICA DEMOCRÁTICA

Democracia y Ética Democrática
En los tiempos que corremos es habitual, en este país de diecisiete socios, el uso indiscriminado de ambos términos, confundiéndolos, unas veces involuntariamente, otras de forma intencionada, buscando amparo y confusión en ellos.
Democracia es un concepto genérico que supone la participación de los ciudadanos en el gobierno, la facultad de elegir a los gobernantes y representantes políticos. Pero, este concepto ha de realizarse mediante diversos mecanismos y por ello puede desarrollarse de muy diversas formas, dando lugar a distintos tipos de democracia, hartamente conocidos: Orgánica, Parlamentaria, Directa, Social, etc., dependiendo del grado de participación, de la forma y de las competencias que se les atribuyen a los ciudadanos.
Es aquí donde entra en juego la ética democrática , es decir, la forma en que se ejerce y practica la democracia; las normas que regulan y garantizan su ejercicio y practica diarias, resultando de ello un abanico de posibilidades, que van desde un simple simulacro que no tiene de democracia más que el nombre, hasta un sistema puramente asambleario.
Si atendemos a la ética democrática, el término Democracia conlleva también otros importantísimos significados: Igualdad de oportunidades y medios en la participación, en la manifestación y divulgación de las ideas y pensamientos; derecho a discrepar; respeto a las minorías; aceptación y respeto de los resultados de los debates; consultas permanentes a los ciudadanos a través de los cauces establecidos, libremente y con transparencia,  con carácter vinculante y sin posibilidad de cambiar el mandato popular por intereses partidistas.
Resulta patético, si no indígnate, el escuchar y leer al Sr. Barreda manifestar públicamente: “Que hay tanta democracia en los anteriores resultados, como lo son los de ahora”; “Esto no era ni es un régimen dictatorial”. Si nos acogemos al término genérico democracia, pues efectivamente, puede tener razón; en ambos ha habido participación ciudadana, se ha votado libremente, aunque esto ultimo seria discutible.
Pero si apelamos a la ética democrática y efectuamos un somero estudio, sin más, de cómo se ha realizado el proceso, nos encontramos con que se ha conculcado descaradamente el principio de igualdad de oportunidades a la hora de manifestar y divulgar las ideas y los programas, negándose el uso de farolas y lugares de colocación de carteles publicitarios a aquellos partidos que no tenían representación en las instituciones, pero más grave aún, no se han autorizado ni habilitado otros lugares donde exponerlos, como ha ocurrido en oros lugares en los que se han habilitado paneles .de libre utilización; si algún partido ha tenido la osadía de colocarlos en las vallas de publicidad habitual, se le ha enviado a la Policía Local para comunicarle que no estaba autorizado. Se les han negado espacios en los medios de comunicación gratuitos y regulado su tiempo al mínimo en los privados. Es decir, se les ha tapado la boca con hormigón armado, utilizando los más rancios métodos represivos fascistas, atropellando el principio democrático de libertad de manifestación de las ideas en igualdad de oportunidades... Similar criterio se ha seguido en la adjudicación de locales gratuitos para realizar actos.
No vamos a entrar en la injusta Ley Electoral, que  los partidos mayoritarios se niegan en reformar en profundidad, porque favorece claramente el bipartidismo y no digamos si les mencionamos las listas abiertas o la limitación de mandatos.
La aplicación de estas formas de ética democrática nos arroja un claro diagnostico, se trata de una Democracia Orgánica de la que ya Franco hablaba o lo que la define mejor, una Dictadura Partitocratica. Vs, lo ha dicho Sr. Barreda “Un sistema dictatorial” y si no lo entiende que se lo explique el Sr. García-Page.
Antonio Lozano Burgos
Coordinador del Consejo Local de UPyD de Toledo

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